El 10 de julio, una delegación de Sant’Egidio fue a visitar la Escuela de la Paz de la Comunidad que hay en el campo de refugiados de Nyumanzi, en el norte de Uganda. La escuela abrió en 2014, en plena emergencia provocada por la guerra de Sudán del Sur, y fue la respuesta de Sant’Egidio, en colaboración con la diócesis local de Arua, a las ganas de tener un futuro de muchos niños que lo habían perdido todo.
Al inicio, las clases se hacían a la sombra de los árboles, entre el polvo y las tiendas del campo, que entonces daba cobijo a unos 10.000 refugiados. Luego, gracias a la ayuda de amigos y donantes, se pudo construir una escuela de verdad, con 7 aulas, pupitres, pizarras y libros de texto, que actualmente atiende gratuitamente a unos 1000 niños, a los que también les da una comida al día. La asistencia y los resultados escolares muy positivos demuestran el gran deseo que tienen los niños de ir al colegio y la validez del itinerario formativo que hacen.
Durante la visita, la Escuela de la Paz está dedicada a Rosa Sarracini, responsable de la Comunidad de Uganda, que falleció hace poco y que ayudó y amó este trabajo desde sus primeros pasos. La ceremonia estuvo presidida por el obispo de Arua, Sabino Ocan Odoki, que dio las gracias a la Comunidad por su fidelidad y por su incansable dedicación, sobre todo en tiempos difíciles, cuando muchas ayudas han disminuido. La placa que se descubrió al finalizar la celebración lleva el nombre de Rosa, como testimonio de su sueño hecho realidad: una escuela de paz en medio del dolor de la guerra.
Y es que el nombre, “Escuela de la Paz”, no es solo simbólico. Es una opción educativa y cultural que nace de la convicción de que el encuentro entre niños de etnias e historias distintas es la base para construir un mañana distinto. Es un signo de esperanza en un lugar donde muchos solo han conocido el dolor.
Al finalizar la ceremonia, se hizo una gran fiesta en el patio de la escuela con comida, bailes y sonrisas que animaron la tarde. Celebraban no solo una dedicatoria, sino toda una vida gastada para los demás.
La escuela está dedicada a Rosa Sarracini, responsable de Sant’Egidio de Uganda, recientemente fallecida