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De visita a Burundi, el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, recuerda el martirio de Floribert Bwana Chui como un ejemplo de vida cristiana

El cardenal Parolin ha visitado en los últimos días Burundi para conmemorar los 60 años de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y el gobierno burundés. La visita del secretario de Estado vaticano ha tenido un gran seguimiento en Burundi y decenas de miles de personas han asistido a las celebraciones. Entre ellas, también la Comunidad de Sant’Egidio, que ha participado no solo en Bujumbura, sino también en las etapas de Minago y Mugera.  En nombre de la Comunidad, Gilbert Nzambimana, responsable de la Comunidad de Bujumbura, explicó al cardenal Parolin la difusión de Sant’Egidio por el país y su dedicación a favor de la paz y de los más pobres.

El domingo 17 de agosto, durante la misa celebrada en el gran santuario del Mote Sión Gikundo –el mismo que visitó Juan Pablo II durante su visita apostólica en 1990– el cardenal Parolin recordó el martirio del beato Floribert Bwana Chui. “Ser discípulo de Cristo –dijo– significa estar dispuesto a hacer frente a todo tipo de adversidades por él y en su nombre. Los mártires que se niegan a hacer compromisos y dan su vida por Dios o por el prójimo nos dejan ejemplos claros a ese propósito. Estos modelos y ejemplos no siempre están forzosamente lejos de nosotros, como demuestra la beatificación reciente por parte del papa León XIV del joven Floribert Bwana Chui, martirizado en Goma (República Democrática del Congo) el 8 de julio de 2007. Se negó a negociar con las fuerzas de la corrupción y optó por la honestidad poniendo así su vida en peligro”.

Al finalizar la celebración, bendiciendo a los fieles, el cardenal saludó a muchos jóvenes de Sant’Egidio que habían acudido para la ocasión.
Además de Bujumbura, el secretario de Estado fue también al sur del país, a Migano, cerca de Bururi, lugar donde en 1993 fue asesinado el nuncio apostólico Michael Courtney, para bendecir un monumento en su recuerdo.