"Quiero daros las gracias, porque habéis hecho muchas cosas por nosotros, y para nosotros es grandioso. Esto es todo lo que quiero decir, gracias", son las palabras de S., una de las 71 personas que llegaron el 25 de junio de 2025 con los corredores humanitarios desde Libia hasta el aeropuerto de Fiumicino de Roma. Estos hombres, mujeres y niños provienen de varios lugares: Sudán, Camerún, República Democrática del Congo, Afganistán, Eritrea, Etiopía, y algunos de ellos han pasado años en Libia. Hay familias con niños y niñas, pero también adultos y niños solos.
"Libia es un infierno, he pasado tres años en Libia, y llegar hoy a Italia es como el Paraíso, gracias", son las palabras de R., que huyó del Congo y llegó con su esposa y sus hijos. J., en cambio, explica cómo huyó de Camerún, yendo primero a Nigeria, donde mataron a su mujer, y después a Libia. También está H., un sudanés de Darfur que tuvo que dejar su país a causa del conflicto civil en Sudán, una de las guerras más sangrientas de nuestro tiempo.
Las historias que sentimos de los que llegan son diferentes pero también muy similares: personas perseguidas, que huyen de la guerra y que a menudo caen en manos de traficantes que abusan de ellas. Los corredores humanitarios representan una línea de vida, que no sólo acoge, sino que integra y permite a quienes han vivido un pasado de guerra construir un futuro de paz.
"Este corredor es una gran respuesta a las guerras que ensangrentan el mundo hoy", dijo el presidente de Sant'Egidio, Marco Impagliazzo, en una rueda de prensa, "y obligan a las personas a abandonar sus tierras, por eso este corredor significa paz, el deseo de paz, la acogida de quienes han sufrido, una resistencia al mal de la guerra". La iniciativa de los corredores humanitarios, un proyecto autofinanciado, es posible gracias a la colaboración entre Sant'Egidio y otras asociaciones y por la sociedad civil: la mayoría de quienes llegan son alojados por particulares, que ponen a disposición recursos y tiempo para la atención de estas personas. "Es una gran satisfacción para la Comunidad de Sant'Egidio haber organizado este corredor humanitario desde Libia. Es una situación difícil, dura para miles de migrantes. Aquí hay muchas mujeres que han sufrido violencia, niños y personas que necesitan atención. Les deseamos a todos un buen futuro en Italia y en Europa", zanjó Impagliazzo.